18 de abril de 2012

Miradas de costado

(Generalmente el siniestro)

Un  taxi es supuestamente un medio de transporte que te lleva de un punto A hacia un punto B y te cobra unos cuantos morlacos por los servicios prestados. Claro ¡si logras conseguir uno! En las grandes ciudades si vivís en las  afueras de la misma no es tan grande el problema, ni siquiera consideras tomar uno ya que te consumiría la mitad de tu sueldo que te lleve hasta tu casa. Así que optas por el popular y siempre confiable colectivo interurbano de pasajeros. Ahora, si vivís en la ciudad es posible que no conozcas los recorridos de los colectivos y tomar un taxi te va a tomar el mismo tiempo que llegar a tu destino a pie. Es más, las estadísticas confirman mi hipótesis de que cuanto más tarde sea y cuanto más pinta de zaparrastroso lleves contigo, menores son las probabilidades de cachar un auto amarillo. 
Antes de continuar me gustaría aclarar que por obvias razones las mujeres no están incluidas en esto, tener senos abre toda clase de puertas. Bien, hombre o mujer muy vieja (o fea), si te toca un día particularmente inusual y el horóscopo te favorece subiéndote a un taxi con un tiempo mínimo de espera ya consideras mi teoría errónea, ¡pero no! Mis  reflexiones también tratan sobre la persona dentro de la maquina: el conductor, un loco desquiciado con dudosas capacidades para manejar y con muchas ganas de conversar, lo que convierte a cualquier viaje en incomodo e interminable.
Por supuesto estas esperando que haga algún comentario sobre la barbaridad que cobran por unas cuantas cuadras, aunque tengo mi opinión no la voy a publicar, mi intención es que esta reflexión perdure en el tiempo y se tome como actual no importe el año(con la inflación y la inestabilidad económica las cifras te deschaban al toque), eso si, el día que dejen de circular taxis a causa del surgimiento de un nuevo y revolucionario medio de transporte mis escritos pasaran a ser considerados patrimonio histórico.
En síntesis, yo sueño con que algún día la gente que viaje sola (o en pésima compañía) en sus vehículos se detenga y pregunte a algún peatón: ¿Voy para el centro necesitas que te alcance? 

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